Es bastante frecuente que a la hora de emprender un nuevo camino se activen miedos o bloqueos que, de no saber abordarse, pueden terminar dando al traste con toda esperanza de éxito.
La labor principal del coach es actuar como un espejo y señalar los puntos críticos que el individuo necesita resolver para que su empresa llegue a buen puerto. No obstante, esta es una labor que puede ser autogestionada con grandes dosis de reflexión interior y honestidad.
El secreto para obtener resultados espectaculares es reformular las metas de manera que queden alineadas con el propósito personal, el autoconcepto y el medio en el que se va a desarrollar la actividad y por supuesto, esto incluye al resto de personas implicadas.
Con cada paso que demos en nuestro camino para lograr la integración de los anteriores elementos en uno sólo, estaremos despejando nuestra trayectoria de obstáculos y desarrollando sinergias que tendrán un efecto multiplicador.
Establecer relaciones armoniosas y prósperas
El punto más importante de todos es aprender a establecer relaciones armoniosas y prósperas. Esto es la base de los tres pilares básicos: salud, dinero y amor.
Parece bastante obvia la relación entre nuestra capacidad de establecer relaciones armoniosas y el amor que recibamos de nuestro entorno. Sin embargo, muchas personas ignoran el papel que esa capacidad ejerce sobre nuestro estado de salud y nuestro nivel de riqueza.
Cuando aquí hablamos de riqueza, vamos mucho más allá de la dineraria, que no deja de ser un medio para conseguir otros fines. Este concepto de riqueza abarca aspectos muy diversos y no puede ser desligado de nuestra forma de comunicarnos.
Asumir la incertidumbre como compañera de viaje
La segunda parte del secreto es asumir la incertidumbre como fiel compañera de viaje y avanzar con confianza y actitud abierta. Uno de los errores más comunes es esperar a tener el plan perfecto antes de actuar, cuando lo más sensato es fijar el rumbo e ir adaptando nuestras acciones a las circunstancias que se presenten.
Unas veces se gana y otras… se aprende
La última parte, y con toda seguridad la más importante de todas, es saber apreciar tanto los logros como los aprendizajes derivados de las dificultades y agradecer ambos. La auténtica riqueza necesariamente empieza por la gratitud, y continúa con una manera de mirar el mundo llena de asombro, sorpresa y deleite por las pequeñas cosas del día a día, tal cómo hacíamos de manera natural en nuestra tierna infancia. A esto algunos lo llaman “reconectar con el niño interior”.